Antioquia pierde competitividad al talar bosques y su alto potencial.
- Mauricio Alviar/El Colombiano
- 13 oct 2015
- 2 Min. de lectura
Colombia aún tiene el 51 por ciento de su territorio cubierto de bosques naturales, sobre todo secundarios. Pero la tasa de deforestación está cercana a 20 mil hectáreas por año. En Antioquia el mismo indicador ya se acerca a 30 mil hectáreas anuales, según cifras recientes del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam).

En el caso de Antioquia, al analizar las zonas con aptitud forestal, la región del Nordeste tiene una importante participación, tanto en hectáreas como en producción (metros cúbicos) de madera, 22 por ciento y 28 por ciento, respectivamente.
Los bosques tropicales se consideran una forma de capital porque encierran dos categorías importantes. La primera se refiere a la rentabilidad y la segunda se refiere a la depreciación.
En cuanto a la rentabilidad,, un árbol en pie representa la posibilidad de extraer un valor de uso que se puede vender en un mercado determinado, por ejemplo la madera. Es decir, en un bosque de cedro o roble, se puede cuantificar la madera y hacer una valoración monetaria para su venta.
En lo que se refiere a la depreciación, se estima que si un bosque no se reforesta después de aprovecharlo podría llegar a extinguirse como especie.
Todo esto para decir, que el valor que representa un bosque puede llegar a ser tan alto como beneficios del mismo se logren valorar. Hoy, en todo el mundo se está empezando a reconocer el valor de los bosques no solo por la madera sino justamente por los bienes y servicios no maderables y ambientales.
Los bosques son fuente de regulación del ciclo hidrológico, hábitat de biodiversidad, capturan dióxido de carbono (CO2), son fuente de ecoturismo, producen materias primas para la industria alimenticia, farmacéutica, cosmética y otros productos industriales.
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